lunes, 11 de enero de 2016

Hiperinflación

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La hiperinflación se produce por un gran número de factores: el déficit público provoca la emisión de billetes, el aumento de los costes de producción y salarios, disminuye el ahorro y aumenta la demanda real monetaria, lo que provoca un aumento de los precios: disminuyen de los ingresos tributarios ya que se reduce el consumo y vuelta al déficit.

Por otro lado, el déficit de la balanza de pagos disminuye el valor de la moneda con lo que aumenta la demanda de productos nacionales y el precio de las importaciones provoca hiperinflación. Esta depreciación de la moneda provoca a su vez la exportación de capitales y por tanto se agrava el déficit de la balanza.


En Alemania la memoria económica presenta ciertas lagunas y es sorprendentemente selectiva. En la actualidad, casi todo el mundo recuerda la inflación de Weimar a principios de la década de 1920. Bien es cierto, que los comienzos no fueron nada fáciles. En sus primeros cinco años de existencia, la extrema derecha asesinó a los dos líderes comunistas –Rosa Luxemburg y Karl Liebknecht pero también al ministro de Relaciones Exteriores. Sin embargo, apenas se recuerda la deflación y la austeridad adoptada entre 1930 y 1932 (siguiendo las pautas del patrón oro) bajo el mandato del canciller Brüning que permitió el éxito electoral de Adolf Hitler.

La hiperinflación de 1923 produjo "ganadores y perdedores" entre las clases medias alemanas. Aquellos que tenían hipotecas o deudas encontraron cierto alivio. Por el contrario, aquellos que tenían dinero ahorrado lo perdieron en su totalidad. Desde el punto de vista político, esto dividió el voto de las clases medias alemanas en distintas opciones ideológicas.

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Tras el crack bursátil de Nueva York en 1929 las cosas fueron distintas. Los bancos norteamericanos que estaban financiando la recuperación alemana, decidieron repatriar sus fondos. Esto supuso salidas masivas de oro de Alemania y otros países de Europa Central con destino EEUU y Francia. En este sentido, Francia pasó de tener el 15% de las reservas de oro al 32% en 1932. Las razones de la elevadísima deuda externa alemana estaban claras: las indemnizaciones que impuso el Tratado de Versalles y los préstamos estadounidenses para pagarlas. La retirada de fondos de los bancos alcanzó su punto de máximo apogeo en 1931 con la quiebra del primer banco de Austria. Esta quiebra conllevó un pánico bancario masivo caracterizado por la ausencia de crédito y liquidez (incluso "corralito" en numerosos países).

 En el gobierno alemán, Brüning siguió apostando por políticas deflacionistas y eso que Alemania abandonó el patrón oro en 1931. Los precios cayeron en Alemania un 23% entre 1929 y 1933 y los salarios cerca de un 30%, quedando el país al borde de la guerra civil.


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A continuación llega  la crisis (depresión) económica que afectó prácticamente sin excepción a todas las capas sociales alemanas: el desempleo aumentó tanto entre las clases trabajadoras como entre las clases medias y medias-altas. Muchas emrpesas quebraron. Los funcionarios vieron en el mejor de los casos recortados sus salarios y con mayor frecuencia fueron despedidos. Los acreedores perdieron sus ahorros y los deudores que habían recuperado sus viviendas asistieron incrédulos a la caída del sistema bancario en 1931. En este contexto, Hitler prometió estabilizar los precios y acabar con el desempleo, lo cual atrajo a un amplio porcentaje de la población. En la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de 1932, Heidenburg obtuvo el 53% de los votos, Hitler casi el 37%. En 1933 el presidente Heidemburg nombró canciller a Hitler, quien más tarde ganó las elecciones parlamentarias. La muerte de Hindeburg, posibilitó que Hitler asumiese la presidencia y la cancillería el 2 de agosto. LaRepública de Weimar acababa de desaparecer.

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